En los últimos años Internet y las TIC han cambiado la manera en que las personas se relacionan unas con otras, trabajan, se entretienen e incluso la forma en que los sujetos transitan los procesos de enseñanza/aprendizaje. Además se utilizan en el espacio urbano con consecuencias profundas: Internet es hoy una infraestructura económica y social.
Esta nueva Internet se caracteriza porque las cosas (autos, electrodomésticos, tecnologías de salud, educación y ambiente) interactuán entre ellas y con las personas. Es la Internet de las cosas, los servicios y la infraestructura, destinada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Redes más rápidas, flexibles, con calidad de servicio y que cumplan con la demanda de las personas con nuevos contenidos, aplicaciones y servicios, es la evolución de Internet. Es por ello que “Internet del futuro” excede la dimensión tecnológica: esta incidencia de “la Red” en el cotidiano también es una interpelación a pensar desde una dimensión económica, social y ética.
¿De qué se trata Internet de las Cosas?
En 1999 Kevin Ashton definió Internet de las cosas (Internet of Things, IoT) en el Auto-ID Center del MIT (Massachusetts Institute of Technologies) como “un sistema en que Internet se conecta a objetos físicos mediante sensores ubicuos”. Esta tecnología ha comenzado a ser parte de lo cotidiano: la sincronización de los datos y la información generada en tiempo real por estos objetos, que pueden ser desplegados en la ciudad. También, los datos que las personas llevan consigo en sus teléfonos inteligentes, junto con el contenido generado por los propios usuarios, permiten disponer de múltiples formas de recolectar información sobre las ciudades y así entender las cuestiones propias de ellas de una manera diferente, en un contexto local.
La posibilidad de obtener información de las comunidades y de las personas ofrece un conocimiento “aumentado” (en el sentido de un conocimiento amplio y profundo) de las ciudades y la habilidad para responder a ello, abriendo nuevos escenarios que permiten pensar y llevar adelante soluciones con base tecnológica que sean socialmente pertinentes a las necesidades locales.
Interconexión de objetos físicos
Internet de las cosas es la columna vertebral que sostiene la interconexión de objetos físicos. Las redes de sensores inalámbricos (Wireless Sensor Network, WSN) constituyen actores claves de las mismas. Sin embargo, el desarrollo tecnológico actual no permite una fácil integración con las redes móviles por la falta de estandarización de protocolos, además de no contar con un modelo de red. El análisis de tráfico en dichas redes permitirá proponer un modelo apropiado en el marco de IoT.
Finalmente, Internet de las Cosas (IoT) se convierte en el soporte necesario para desarrollar ciudades inteligentes o sensitivas que pongan su foco en el ciudadano. Que, además, que propicien un entorno urbano más inclusivo, diverso y sostenible, promoviendo la innovación abierta y colaborativa.